miércoles, 16 de noviembre de 2011

"En el infierno anida la ternura", de Aher Arop Bol

Aher tiene solo tres años cuando estalla la guerra en su país, Sudán. Protegido por su tío y llevado a un campo de refugiados vuelve a caer en desgracia cuando un ataque le obliga a huir con otros niños e internarse en la selva. Su única posibilidad de sobrevivir reside en unirse a grupos de soldados que intentarán captarle como "niño soldado". Aher volverá a huir a pie y recorrerá casi 7.000 kilómetros por toda la costa este de África en busca de la paz y sin olvidar en ningún momento a su familia desaparecida. Llegará a Sudáfrica, donde una profesora le acogerá y le ayudará a sobrevivir, pero Aher aún tendrá que recorrer una larga aventura: su vuelta a casa. Si queréis saber lo que le aguarda al llegar os recomendamos que leáis el libro, que podéis encontrar en la Biblioteca Pública de Ciudad Real.




Sudán es un páis ubicado en la parte norte de África. Durante muchos años ha sufrido el azote de la guerra civil, a comienzos de los años 50 y en épocas más recientes. En los últimos meses ha vuelto a ser noticia debido a su escisión en dos países: "Sudán del Norte" y "Sudán del Sur". Para evitar los continuos enfrentamientos motivados por la religión ambas regiones llegaron a un acuerdo para dividir su país en dos y evitar así nuevas luchas por parte de grupos rebeldes. Los principales contendientes en la última guerra han sido, aparte del ejército regular de Sudán, las guerrillas llamadas "Ejército de Liberación de Sudán" y el "Movimiento Libertad y Justicia".

Sudán también es famoso por otro triste hecho: tener el que se cree que es el mayor campo de refugiados del mundo, ubicado en Darfur, en la zona este del país. Las estimaciones recientes de ACNUR señalan que hasta 250.000 personas viven en tiendas de campaña, en condiciones de salubridad deplorables y con tasas de mortalidad altísimas.

La historia que hoy contamos aquí es totalmente real: es una biografía de su propio autor, Aher Arop Bol. Su vida es muy parecida a la de Ishmael Beah. Aher no es escritor ni es rico. A día de hoy sigue regentando un pequeño puesto de golosinas que junto al dinero que le ha dado el libro le ha permitido cumplir su sueño: estudiar Derecho y enviar a la escuela a sus hermanos.

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